jueves, 26 de julio de 2007

Busqueda y soluciones alternas

Regresando de mi viaje a la república oriental y de realizar un estudio de campo profundo, me dieron ganas de escribir sobre la necesidad que nos surge de repente para tener una pareja o para estar en pareja, dependiendo de su paradigma de base. Conversando con un amigo por las callecitas de Buenos Aires, hablamos un poco del arte de Amar de Erich Fromm. En medio de la conversación, me surgió cierta interrogante que me parecería digna de ser tratada: ¿Hacia dónde se dirige el amor y la necesidad?

Supongo que es una interrogante justa, se buscan muchas cosas en una pareja, quizás seguridad, comprensión, cariño, un proyecto de vida, varias cosas, de las cuales no tengo demasiada certeza, sin embargo, pueden ser aducidas por diversos sujetos enamorados. Cuando escribía una entrada anterior, sobre la patologías de las relaciones, y hablaba de quienes se enamoraban del amor, el cuestionamiento nació, bajo la forma de necesidad. No se si alguna vez les habrá pasado, pero en contexto de vida cotidiana, te dan ganas de estar acompañado (a). Sin embargo, esta situación se basa en la necesidad de un alguien genérico y no de uno en especifico. Por lo que se extraña y se desea, es el amor o el sentirse enamorado (a) y no el descubrir a otra persona.

Creo que es un tema complicado, porque la justa aparición del deseo de estar con alguien, ralla en la patología. Es como buscar pareja por que se quiere tener una, entonces no se reconoce al ser humano que llega tras la búsqueda. Tal vez ocurra un cuasi milagro y la relación funcione, pero con tan bajas ambiciones, lo más probable que la relación se disfuncional y de corto aliento. De ahí que la sabiduría popular nos enseña que para encontrar hay que dejar de buscar, sino realmente es poco probable que encuentres algo bueno. Pero bueno, no se han hecho estadísticas la respecto, por lo que un dato duro al respecto no lo poseo, sin embargo cada tanto lo escucho, así que al menos, para que siga siendo reproducido algo de cierto debe tener.

En verdad, no comprendo del todo, que clase de dinámicas se generan cunado las personas están buscando y no se satisfacen con lo que encuentran, sin embargo, hay cierto aspecto que me parece relevante. Bajo que condiciones se produce la entrada de la relación, cuando las personas se han resignado a buscar el amor y no buscar a alguien que se los despierte. Este aspecto, me parece critico en demasía. ¿Saben cuanto daño puede generar el que los participes de la relación, la diferencia de expectativas? No solo para las relaciones de corto aliento, sino para las de largo también. Sabemos que las comunicación dentro de la pareja, varía de tiempo en tiempo, en tanto forma, contenido, cercanía, etc. Por lo que no es difícil entender, que bajo determinadas condiciones los miembros de la diada, no tengan las instancias o la intención, de dar cuenta al otro sobre lo que le ha ido ocurriendo.

Cuando pienso que la conciencia es lo que realmente importa, no lo digo como clishé, pues en verdad, es poco probable, que podamos acceder a los pensamientos y emociones de otro. Sin embargo, dada esta improbabilidad de entrometerse en la fenomenología del otro, en cuanto sujeto experienciante, nos abre un gran margen de incertidumbre respecto de las necesidades y deseos del otro. Lo relevante de ello, es que si no se formula como demanda, se mantiene en el implícito y la única forma de interpretarla, es teniendo alguna idea de lo que se esta siendo exigiendo.
Pero bueno, quisiera apuntalar una idea, que a mi me parece central: Si bien, el enamorarse tiene una ganancia secundaria importante (leer la entrada anterior). Lo trascendente del sentimiento amatorio es que el Uno reconozca al otro como ser único e irrepetible. De tal modo, uno no se enamora de la idea del amor, sino de la persona que está al lado. Se disminuye el nivel de patología y se articulan sanamente en este mundo de la vida. Por eso lo recomendable no es buscar enamorarse sino, que el esperar que se te provea de personas a las cuales conocer.

lunes, 16 de julio de 2007

¿Y si te vas de viaje? ¿Seguirás conmigo?

¿Sabían ustedes que las dos momentos temporales en que las parejas más rompen y se unen, dicen relaciones con dos estaciones del año: Invierno y Verano? La primera tiene que ver según yo, con el frío y la necesidad de energía que requiere la pareja. Pues si bien, es genial, estar acostados los dos, bajo las frasadas de la cama y ver una película. Lo critico, es que los recursos vitales de cada uno tienden a responder a las propio funcionamiento, más que a las exigencias de tu pareja. Por otro lado, bajo el contexto de estar solo, la estación invernal gatilla por el contexto, cierta búsqueda de oportunidades para olvidar la melancolía de los grises días. No es difícil encontrar a alguien que esté en la misma posición que uno, ya sea soltera o no, pero este no es mi tema.


La estación veraniega presenta un contexto radicalmente diferente, la coordinación para verse durante las vacaciones, la sensualidad que estalla por todas partes, es un contexto complejo. Si bien, creo que hace rato, el ser humano dejo de depender de su naturaleza animal, el Verano logra que se active el chip de búsqueda de pareja. Por lo que raro no es, que las parejas se unan o rompan en esta estación del año.


El tema de esta entrada, son los viajes. Por lo tanto, me abocaré a la extraña tarea, dentro uno de mis desvaríos, a explicitar algunos procesos que ocurren en los viajes. Dicen por ahí que un viaje es la mejor psicoterapia, por que te aleja del contexto natural de los problemas y te da un poco de lo que se llama perspectiva. Es una llave a la conciencia alterna, mientras más extremo, más te pone a prueba, ve tu poder decisión y voluntad y a fin de cuentas, con escasas seguridades, abre un mundo de posibilidades. Mientras no sea una odisea, como la de Ulises, resulta hasta práctico respirar otro aire y probarte que realmente las cosas las puedes hacer diferentes. Hay dos salvedades esenciales: que tu seas Odiseo o su símil para nuestra mitología posmoderna y un dios te tenga para su diversión personal o en verdad, tus problemas sean realmente causados por tu forma de vivir (bastante probable en algunos casos). De todas maneras, las perspectiva, te abre posibilidades de conciencia inusitadas.


Algunos más dado a este tipo de experiencias, pensarán: "Cómo se puede reconstruir una vida después de haber visto cambiar ante tus ojos. Cómo no perpetuar en la memoria y en la propia vida cotidiana, todos los aprendizajes realizados". Es difícil luego de dejarte permear por el lugar distante al que viajas y de construir tu historia, volverte a armar sin saber que debes cambiar lo que no has dejado resuelto. De aquí armaré una distinción esencial: el viaje real y el simbólico. El viaje real, es que tomas tus cosas y te vas a cualquier parte que te aleje de tu contexto habitual. El segundo trata de lo que Jung describió como el Nekia, este es un viaje a uno mismo. Se que suena raro, pero comenzar a escucharse, a sentirse, luego lentamente, a descender por tu existencia hasta poder saber desde las profundidades de tu ser, tu propia y única verdad.


Bueno, como una gran amiga dijo, que mis artículos son como capítulos de los simpson, haré un link entre los viajes y la finalización de las relaciones de pareja, era que no. Supone mi cuestionamiento, la posibilidad cierta de que la persona, en el aire limpio del viaje haga que se reconsidere que la relación de la cual es participe. Y bueno, quizás las perspectiva te llene vitalmente de nuevos bríos o en verdad, te haga descartar la relación porque no es lo que quieres para ti. Lo importante es no mentir y darse cuenta de cuanto importa para ti, aquella otra persona con la que compartes tu vida.

miércoles, 11 de julio de 2007

Teorías y Desvaríos

Han comenzado finalmente mis vacaciones, lo que me remite a escribir un poco sobre lo que ultimamente he estado desarrollando en mi cabeza como comprensión alterna del fenómeno del enamoramiento. Cuando comentaba que me habían dicho de todo en algún articulo anterior, no me había percatado, no de que teorizo demasiado, sino del sin fin de teorías que he leído a través de los años, en mi pasión oculta y prohibida por lo que se llamaría psicoterapia de parejas. Desde explicaciones banales de porque tiene sentido un pareja de 40 y 20, hasta las explicaciones más complejas de las rupturas matrimoniales. Pero en realidad solo quiero exponer una idea: las tendencias de necesidad y dependencia dentro de la pareja.
De acuerdo al planteamiento de Erich Fromm en su libro el arte de amar, la génesis del sentimiento amatorio, nace de la necesidad que tenemos por aquello que hemos perdido. Filogenéticamente, refiere a la separación del hombre de la tierra. Para Freud, la separación de la madre o del padre, para Lacan la castración nacida de la intromisión del significante nombre del padre, para la metafísica de Mendez, lazos karmicos y acuerdos previos a la encarnación. Pero bueno, al fin hay muchas formas de expresarlo, sin embargo, opto por centrarse en el concepto de separatidad, la necesidad surgida de saberse en carencia de otro.
Bueno, si nos asumimos en falta, o incompletos, estamos condenados a intentar encontrar a quien nos deje como seres humanos más menos completos. Estaremos entonces a la espera o a la caza (según otro tipo de lenguaje), por si aparece algo que nos llame la atención. Es fácil saberlo, de repente, te encuentras haciendo cosas que per se, no están dentro de tu cotideaneidad. Buscas que aquella persona fije sus ojos en ti, para que al menos esta sea conciente de tu existencia, en otras palabras, esperas que te valide como ser humano digno de atención.
Siendo bastante relevante el fenómeno que se genera a causa del enamoramiento, prefiero centrarme, en qué es lo que le ocurre a los seres humanos enfrentados a las relaciones de pareja, que se convierten en relaciones de dependencia. Se que me puedo quemar, puesto que nunca lo he experimentado en primera persona, es muy probable que no tenga tanto fundamento, sin embargo, sigamos hasta donde la especulación nos lleve.
Los estudios de psicobiología muestran que el amor, más allá de la vivencia subjetiva, aumenta la producción de endorfinas y la activación de la vía dopaminérgica, lo que implica una activación de los mecanismos biológicos que nos hacen sentir placenteros y relajados. Por otro lado, el permanecer dentro de una relación amorosa, aumenta el auto estima, mejora el auto imagen. En resumen, una relación funcional, aumenta la calidad de vida, te hace sentir deseado y mejora tu posición subjetiva hacia el resto. Una persona segura de si misma, siempre es mejor, que la que duda compulsivamente: ¿O no?
Ahora, se pueden observar dos variantes del fenómeno que pudieran parecer poco adecuadas: la adicción al amor y las relaciones disfuncionales. La primera se explica por la antecedentes aportados en el ultimo párrafo, la gama de sensaciones que te provee el amor, hace que algunas personas se hagan adictas a esta forma de vivir. Se especializan en relaciones cortas, con cortes dados por razones infantiles, y un tiempo de separación entre una y otra de aproximadamente dos semanas. Como toda adicción, es muestra de una necesidad algo patológica, lo que deriva en malos entendidos y daños a terceros que poco y nada, le son funcionales a alguien. En segundo termino, están las relaciones disfuncionales, que hasta ahora solo he podido conceptualizar como una perdida de la identidad de los miembros de la pareja, en que la relación de dependencia, acentúa los rasgos más desadaptativos de cada personalidad. Puedes dar cuenta de ello, cuando más allá de una profunda infelicidad, sino una apatía redomada. Los amigos dejan de importar, se dejan de lado las cosas que eran importantes y de un momento a otro, se va perdiendo la capacidad de proyectarse a futuro, sin aquel otro, con el cual se va perdiendo la sensación del presente.
De acuerdo a los planteamientos del budismo Zen, en cierto sentido, el objetivo de la vida de los seres humanos, es liberarse del ciclo de las reencarnaciones. Liberarse de la ley del karma, siguiendo el Dharma de cada uno. Para lograr la titánica tarea de salir del eterno ciclo de reencarnaciones, se debe ejercitar el desapego. Lo notable de este asunto, es que dificilmente se puede construir una pareja bajo este precepto: ¿Como mirar a futuro con alguien, que se centra en el aqui y ahora? Gran pregunta, con muchas respuestas, cada una depende del sujeto en particular. Sin embargo, lo interesante, es al considerar entre los polos de completa independencia y la absoluta dependencia desintegradora, nos colocamos de cada lado y tratamos que aquel ser humano que nos es amado, nos siga el juego: ¿Cosa de negociación?

martes, 10 de julio de 2007

Cuando una reminiscencia marca camino

De acuerdo a los planteamientos de C.G Jung, existe un principio que se opone desde nuestra lógica occidental, al principio de causalidad. Se trata de su postulado de la sincronicidad como principio alterno de comprensión de la realidad. Este trata con de cual es la causa y consecuencia de un hecho, más bien, se pregunta que sucesos ocurren al mismo tiempo, como si estuvieran sincronizados para ocurrir.

En mi iluso afán por comprender de por qué los seres humanos se equivocan, y vaya que si se equivocan, pasé por la interpretación psicológica de la física cuántica (Kapra) hasta la Programación Neurolinguistica (Bandler y Grinder). Pero no comprendía como es que siendo tan obvio que nos equivocaremos, sigamos en una tendencia masoquista inusitada optar erróneamente a cada momento.

Lo que me lleva a pensar la idea no agradable, es que del contexto escogemos lo que precisamente nos conducirá a un macabro desastre. Me pregunto si interpretamos erróneamente la información o la interpretamos "demasiado bien", como para que nos guíe precisamente a aquellas condiciones que tarde o temprano nos harán profundamente infelices. No refiero, necesariamente, a las grandes decisiones de la vida (life events), sino que más bien, a las pequeñas opciones o cómo resolvemos las encrucijadas de la cotidianeidad.

No se si alguno se habrá enfrentado a una situación, como que el destino te gritara en la cara: ¡oye, te vas a equivocar! ¡No se te ocurra dar el paso siguiente! Pero bueno, de repente, uno hace tripas corazón y saz! Quizás la vida te da por tu lado, justo por aquel que hace agua tu voluntad. De verdad, no hay posibilidad de opción, frente a la inminencia de la vida, la poca conciencia con las que se nos requiere vivir, nos falla. Pero no queda la idea de que fue un gol de media cancha de la vida, más bien o algo inevitable o algo tan rápido que no lo pudimos prever.

Bien, si tratara de explicar el titulo del articulo es muy simple, las personas cuando se equivocan siguen patrones vitales, bastante definidos, tan burdos y obvios que no resisten una mirada hasta que alguien me dice: Es que me los busco mandados a hacer! (muy común en el caso de las mujeres), ¿Porque diantres siempre me pasa lo mismo? Es fácil saber, a que va el problema, lo difícil es hacer algo al respecto (daaa!). Lo cierto, según mi percepción, es que se debe guardar lo suficiente de conciencia para no meter las patas a fondo, si al fin y al cabo, lo necesario es no venderla tanto, como para poder poner marcha atrás, ¿o no?

Lo que me parece relevante para este punto, es conocerse lo suficiente, como para poder detectar esta emergente tendencia masoquista (¿?) y detenerla. Aunque un gran amigo me diría que lo importante es aprender de esta situación, para que esta se deje de reiterar en nuestra vida. Yo opto por entender y delimitar el espacio del error, a un punto donde las consecuencias no sean nefastas para nuestro devenir en el mundo y finalmente ganemos algo más de control sobre nuestra propia vida.

Lo peor, es que mientras más consciente eres de lo que haces, las reminiscencias hacen que el cuerpo y la carne te recuerden tus errores, esa sensación viceral que pocos pueden describir. Algunos se repiten a sí mismos, no dejaré que esto me vuelva a ocurrir! y el marcador somático nos alerta cuando las piezas están listas para desencadenar el final de la partida. La opción del hábil jugador es impedir que el oponente te vuelva a dejar en jaque (me refiero a la vida), la del inexperto, es a raíz de su incapacidad de recordar y relacionar los hechos acontecidos, es darse cuenta en algún momento que esta a una jugada del mate y no tiene más opciones que aceptar su derrota. No hay que ser orgullosos, total, si Nietzsche y los mayas tenían razón, el eterno retorno de lo igual se producirá hasta que varíe el elemento central de la situación, para nuestro caso, nosotros mismos.

sábado, 7 de julio de 2007

Democracia, conciencia y empoderamiento

Ya que me estuvieron leseando porque escribía mucho sobre las relaciones de pareja, haré una entrada particular, que haga justicia a mi auto definición de animal político.
Durante ya cinco años me he estado preguntando lo mismo, una y otra vez: ¿Como puede ser la democracia el mejor sistema de gobierno? Hay muchas respuestas que dan los cientistas políticos, pero ese no es mi tema ni interés. Creo que la base de una sociedad justa está en la conciencia de un otro, no en la imposición de un sistema u otro basado en la imposición de actores sociales particulares. ¿Por qué esto? Porque un sistema de gobierno es tan bueno como la sociedad que lo sostiene, cada uno tiene lo que se merece, dirán extrapolando el principio de lo igual llama a su idéntico. Es verdad, nuestra sociedad está construida sobre mentiras y falsas promesas, que generan un poder que no solo corrompe a quienes lo ejercen, sino también, victimiza y destruye el tejido social de nuestro país. Es así como todos validamos un sistema que es malo, no sólo en términos de como los partidos se cuadran con ideologías y tendencias globales, sino además que procura proteger la callidad de vida de algunos pocos. ¿Mi alcance? Creo en las comunidades, sí, en la auto gestión y en la cooperación como forma de subsistencia de las organizaciones. Dirán que es precepto anárquico, pero no, no lo es. No se trata de que las personas constituyan comunidades en función de generar otro tipo de agrupaciones humanas, lejos de la concepción del Estado-Nación modernos. Lo necesario es considerar que el vecino posiblemente esta sometido a los mismos conflictos a los cuales uno se enfrenta, y que dos es más que la suma de uno más uno.
Se teoriza que el capital social está compuesto de tres factores: asociatividad, solidaridad y reciprocidad. Nuestra sociedad a mi juicio carece, salvo en algunos reservorios, de tales características. Hemos olvidado la solidaridad, el compartir las miserias de los seres humanos, con quienes caminan a nuestro lado, con los que viven al lado, etc. Hemos olvidado el como reconocernos en el rostro del otro, parecemos tan psicóticos que cualquier muestra de interés por algo que ocurre a nuestro alrededor, se interpreta como una conducta anormal.
Ciudadanos! la democracia se construye bajo las consideraciones del otro, coordinándonos entre nuestros mundos subjetivos en función de un bienestar colectivo. Recordando, un tanto sesgadamente, el pensamiento de John Nash, lo más productivo para todos es que cada uno quiera para el grupo y para si mismo. De otra manera, en la competencia por los escasos recursos que posee el sistema económico, todos se verán destruidos por la propia ambición.
¿A que va la conciencia y el empoderamiento a la democracia? Bueno, lo mismo me preguntaba, hasta que lo resumí en dos planteamientos:
La democracia es un sistema que nace de la conciencia de estar inserto en una sociedad, donde la premisa fundamental es que cada uno posee de facto los mismos derechos que cualquier otro miembro de la sociedad. La verdad, es que distamos de tener igualdad de derechos, menos de oportunidades y para más remate, ni siquiera somos concientes del mal que supone nuestro desconocimiento de los otros como actores igualmente relevantes al momento de decidir. Es critico, lo digo en serio, con que razón se puede esperar que la democracia sea el mejor sistema, si en este país no es más que una oligarquía que ilusiona a los quintiles inferiores, con la fantasía de la igualdad. Lo necesario es que cada persona sea responsable, no sólo de su propia felicidad, sino también considere la del resto como una variable determinante, en su diario vivir. Sé que como premisa es bastante cuestionable, pero hago el intento todos los días de creer que el ser humano no es tan malo
Empoderamiento dice relación con que las personas ganen maestría sobre sus vidas, esto es, que las personas crean y se perciban como sujetos de derechos. No sólo son concientes que poseen derechos, sino que también los ejercen libremente, sin considerar que les acarrea una deuda con nadie. De acuerdo a la Cepal, lo central en la democracia, es la acción ciudadana, que le hace exigible a quienes ocupan el gobierno, sus promesas. Pero en mi país no hay una idea del accountability, o responderle a las personas sobre el ejercicio del cargo. No hay actos de responsabilidad, sólo acusaciones y culpabilidades. Le da rabia o impotencia los abusos que se cometen en todo ámbito, pues bien, lo que debe hacer es reclamar. Si se queda callado, le pasarán siempre por encima. ¿Nadie le entiende? Pues bien, siempre hay alguien como uno, que posee problemas similares, solo es cosa de encontrarlo. ¿Nadie le defiende? Es necesario, que mientras no exista un estado de derecho, que norme correctamente las relaciones entre el Estado y la ciudadanía, usted exija sus derechos. Son propios e inalienables, no se puede renunciar ni de forma activa, ni de forma pasiva. En política lo llaman irse para la casa, en el mundo real, son aquellos que se van para la casa, quienes se cansaron de repetir dinámicas que convierten nuestra democracia en una despampanante mediocracia. No los culpen a ellos, todos somos responsables de que este país funcione tal cual como lo hace, o sea, mediocremente.

jueves, 5 de julio de 2007

Desvarios

Bien, debo confesarlo, definitivamente me declaro incompetente. Muchas veces me han dicho que estoy equivocado, que soy rígido, que me neurotizo demasiado y cosas por el estilo. Pero ya esto llego al colmo. A alguien se le ocurrió decir: Nico, estas erróneo, estas mudo y estas cagado. Dios santo! ¿Que le queda a un hombre de buena voluntad como yo, ante una declaración de mundo como esa? No lo sé, me cuesta definirlo. He intentado ser una buena persona, vivir sin deberle nada a nadie y sin hacerle daño gratuitamente a quien se cruce en el camino. Hasta otras personas han llegado a calificarlo como el trastorno NICOPOS: Un trastorno mixto, en que uno se siente mal (afectos depresivos) y estúpido.
Comencé a leer los comentarios y me di cuenta que creen que soy demasiado joven, que no considero la visión de las mujeres respecto de las relaciones de pareja, que teorizo mucho (daa! trato de reflexionar, lo mínimo es que plasme una pensamiento estructurado), etc, etc. Bueno, para que no quede ninguna sombra de duda, expondré mi idea de pareja:
Recuerdo que en una clase de metodología de investigación, mi profesor, que era un ingeniero postulando a showman, dijo: "Existen dos paradigmas sobre las relaciones de pareja, ser en pareja y estar en pareja". Recuerdo que ser en pareja, implicaba que las personas consideraban que la gran actividad era su relación, por lo que todo el resto de actividades eran vividas en función de aquella premisa. El estar en pareja implicaba, que el pololeo era sólo una actividad más dentro de las múltiples posibilidades del día a día. De acuerdo a tal planteamiento, la afinidad de las parejas estaba dada por el grado de definición de ambos paradigmas en los miembros de la diada. Me acuerdo que en ese momento pensé: "Lo que importa aquí es como se ponen de acuerdo".
Podrían decir que soy un contractualista, que creo en los acuerdos y las promesas: Es cierto. Más allá del deseo, el proyecto de vida y otras variables realmente importantes, creo que las relaciones se definen por una serie de acuerdos implícitos, que se refiere a una negociación de intereses y necesidades. Cuando hablan de que una relación se basa en confianza, por lo menos en mis términos, ésta versa sobre una aceptación del otro, que aunque cambie, no romperá los acuerdos establecidos en la base de la pareja.
No dejaré de pensar y sostener que las personas cambian y que tales cambios pueden ser tan graves como reformular toda su personalidad. ¿Visión adolescente de la vida? Pues claro que no, sólo es que no se le pueden atribuir rasgos demasiado estables a las personas, porque todas las circunstancias vitales van modelando los aprendizajes que el sujeto detentará en uno u otro momento de su vida.
Teóricamente una relación de pareja se fundamenta en una aceptación y validación del otro, añadiendo una serie de pequeñas y cruciales exigencias para poder mantenerse en tal condición. Es difícil pensar en que se acepten mutuamente si no se conocen, pero por qué gastar tiempo en conocer tanto a una persona si de golpe, puede convertirse en un ser humano completamente nuevo. ¿Asunto de tolerancia o predisposición vital? En el fragor de la pasión que conlleva el enamoramiento, las personas no consideran el trabajo que necesita mantener la relación, más allá de la satisfacción de necesidades afectivas. La tolerancia ayuda, pero no basta para mantener en pie la diada. Creo, sostengo, pienso o como quieran ponerle, que para poder hacer las cosas bien, con un Otro, lo importante es saber cuanto se esta dispuesto a negociar, así se evitan sacadas en cara y problemas típico de la coordinación de acciones (para qué más teórico, pero en verdad, lo interesante es descubrir cuanto cada uno esta dispuesto a ceder por otro).
Aunque aun no lo consideren, yo sí, el iniciar, desarrollar, mantener y terminar relaciones de pareja, requiere una serie de competencias que finalmente sólo se adquieren en una. Lo trascendental es no perder la capacidad de mirarse y saber que se está haciendo y por qué.

lunes, 2 de julio de 2007

Sobre los fracasos

Bien, esto es para resarcir la historia de los heridos en batalla. Recordando una conversación de ebrios, sostenida a finales del año pasado, en la faceta de muerte de tal reunión. Habíamos reflexionado extensamente sobre nuestras desdichadas experiencias, hasta que salió a la palestra cierta situación típica dentro de la configuración de una reunión festiva: Mientras uno ve con buenos ojos a una mujer al otro lado del lugar de la fiesta, mientras realizan intercambio visual, aparece un tercer personaje. Sí, aparece aquel personaje que pronostica que habrá algún vencedor y un vencido, entonces todo se complica.
La verdad es que la aparición del nuevo personaje no es inquietante de buenas a primeras, sin embargo, un desvío de la mirada de ella hace pensar, que las cosas no serán sencillas, pero existen probabilidades de que algo ocurra. Error, él ya ha elegido, por alguna extraña condición, no atribuible al físico, el ha elevado su mirada por sobre todas las mujeres y ha escogido. El tema, es que no sabes porque extraña razón, se acerca, le conversa un par de frases, la ves sonriendo, a los dos minutos le esta coqueteando y a los cinco están bailando. Luego de algún ritual medio extraño (por sus variaciones intersujetos), terminan besándose sin que el perplejo observador entienda que ha pasado.
Bien, esta es la parte donde algunos hombres decimos: En algún momento todos hemos perdido con alguien así. Pero bueno, son cosas del fútbol. Para este punto, ya las conductas en los individuos son diferentes, algunos se emborracharan frente a su incomprensión, otros irán al sacrificio (ver que pase algo no sabiendo con quien), cambiar de carrete, etc.
El punto que la menos me provoca poner atención es el siguiente, fuera de cualquier consideración de índole estético, ese (a) sujeto ha escogido y ha obtenido el mayor beneficio sin que medie explicación o algún gesto distintivo, sólo ha hecho lo que sabe hacer. Es verdad, los seres humanos comunes y corrientes perdemos frente a alguien de ese estilo. Perder es una palabra un tanto apropiada pero desagradable, pero ¿qué otra palabra ocupar frente a tal situación de no beneficio? Una teoría economicista diría que la ambición individual ha triunfado, y la demanda es satisfecha por mejor oferta.
Pero saltándonos toda la explicación y el surgimeinto de posibles equilibrios matemáticos, debería al menos enfatizar una idea central: Hay quienes conocen su oficio, saben como hacerlo y por lo general, les funciona, a menos que se encuentren con la horma de su zapato (lo cual no trataré en esta entrada).
Una amiga mía me hizo reparar en que pasaba cuando un hombre de esos aparece, pero en verdad después de interactuar con todas las féminas dispuestas a hacerlo, no escoge a ninguna. De lo cual desarrolle dos lineas de respuesta, una decía relación con el hecho de que dada su naturaleza selectiva, puede que no le llame la atención ninguna y decida solo dedicarse a coquetear sin que no pasara nada con nadie. Otra posibilidad era que simplemente, no le interesaban las mujeres per se, sino que alimentaba su Ego en vista de las mujeres que caían a sus pies.
El corolario lógico esta dado por el caso de las mujeres, el cual analizaré posteriormente.