jueves, 26 de julio de 2007
Busqueda y soluciones alternas
lunes, 16 de julio de 2007
¿Y si te vas de viaje? ¿Seguirás conmigo?
La estación veraniega presenta un contexto radicalmente diferente, la coordinación para verse durante las vacaciones, la sensualidad que estalla por todas partes, es un contexto complejo. Si bien, creo que hace rato, el ser humano dejo de depender de su naturaleza animal, el Verano logra que se active el chip de búsqueda de pareja. Por lo que raro no es, que las parejas se unan o rompan en esta estación del año.
El tema de esta entrada, son los viajes. Por lo tanto, me abocaré a la extraña tarea, dentro uno de mis desvaríos, a explicitar algunos procesos que ocurren en los viajes. Dicen por ahí que un viaje es la mejor psicoterapia, por que te aleja del contexto natural de los problemas y te da un poco de lo que se llama perspectiva. Es una llave a la conciencia alterna, mientras más extremo, más te pone a prueba, ve tu poder decisión y voluntad y a fin de cuentas, con escasas seguridades, abre un mundo de posibilidades. Mientras no sea una odisea, como la de Ulises, resulta hasta práctico respirar otro aire y probarte que realmente las cosas las puedes hacer diferentes. Hay dos salvedades esenciales: que tu seas Odiseo o su símil para nuestra mitología posmoderna y un dios te tenga para su diversión personal o en verdad, tus problemas sean realmente causados por tu forma de vivir (bastante probable en algunos casos). De todas maneras, las perspectiva, te abre posibilidades de conciencia inusitadas.
Algunos más dado a este tipo de experiencias, pensarán: "Cómo se puede reconstruir una vida después de haber visto cambiar ante tus ojos. Cómo no perpetuar en la memoria y en la propia vida cotidiana, todos los aprendizajes realizados". Es difícil luego de dejarte permear por el lugar distante al que viajas y de construir tu historia, volverte a armar sin saber que debes cambiar lo que no has dejado resuelto. De aquí armaré una distinción esencial: el viaje real y el simbólico. El viaje real, es que tomas tus cosas y te vas a cualquier parte que te aleje de tu contexto habitual. El segundo trata de lo que Jung describió como el Nekia, este es un viaje a uno mismo. Se que suena raro, pero comenzar a escucharse, a sentirse, luego lentamente, a descender por tu existencia hasta poder saber desde las profundidades de tu ser, tu propia y única verdad.
Bueno, como una gran amiga dijo, que mis artículos son como capítulos de los simpson, haré un link entre los viajes y la finalización de las relaciones de pareja, era que no. Supone mi cuestionamiento, la posibilidad cierta de que la persona, en el aire limpio del viaje haga que se reconsidere que la relación de la cual es participe. Y bueno, quizás las perspectiva te llene vitalmente de nuevos bríos o en verdad, te haga descartar la relación porque no es lo que quieres para ti. Lo importante es no mentir y darse cuenta de cuanto importa para ti, aquella otra persona con la que compartes tu vida.
miércoles, 11 de julio de 2007
Teorías y Desvaríos
martes, 10 de julio de 2007
Cuando una reminiscencia marca camino
De acuerdo a los planteamientos de C.G Jung, existe un principio que se opone desde nuestra lógica occidental, al principio de causalidad. Se trata de su postulado de la sincronicidad como principio alterno de comprensión de la realidad. Este trata con de cual es la causa y consecuencia de un hecho, más bien, se pregunta que sucesos ocurren al mismo tiempo, como si estuvieran sincronizados para ocurrir.
En mi iluso afán por comprender de por qué los seres humanos se equivocan, y vaya que si se equivocan, pasé por la interpretación psicológica de la física cuántica (Kapra) hasta la Programación Neurolinguistica (Bandler y Grinder). Pero no comprendía como es que siendo tan obvio que nos equivocaremos, sigamos en una tendencia masoquista inusitada optar erróneamente a cada momento.
Lo que me lleva a pensar la idea no agradable, es que del contexto escogemos lo que precisamente nos conducirá a un macabro desastre. Me pregunto si interpretamos erróneamente la información o la interpretamos "demasiado bien", como para que nos guíe precisamente a aquellas condiciones que tarde o temprano nos harán profundamente infelices. No refiero, necesariamente, a las grandes decisiones de la vida (life events), sino que más bien, a las pequeñas opciones o cómo resolvemos las encrucijadas de la cotidianeidad.
No se si alguno se habrá enfrentado a una situación, como que el destino te gritara en la cara: ¡oye, te vas a equivocar! ¡No se te ocurra dar el paso siguiente! Pero bueno, de repente, uno hace tripas corazón y saz! Quizás la vida te da por tu lado, justo por aquel que hace agua tu voluntad. De verdad, no hay posibilidad de opción, frente a la inminencia de la vida, la poca conciencia con las que se nos requiere vivir, nos falla. Pero no queda la idea de que fue un gol de media cancha de la vida, más bien o algo inevitable o algo tan rápido que no lo pudimos prever.
Bien, si tratara de explicar el titulo del articulo es muy simple, las personas cuando se equivocan siguen patrones vitales, bastante definidos, tan burdos y obvios que no resisten una mirada hasta que alguien me dice: Es que me los busco mandados a hacer! (muy común en el caso de las mujeres), ¿Porque diantres siempre me pasa lo mismo? Es fácil saber, a que va el problema, lo difícil es hacer algo al respecto (daaa!). Lo cierto, según mi percepción, es que se debe guardar lo suficiente de conciencia para no meter las patas a fondo, si al fin y al cabo, lo necesario es no venderla tanto, como para poder poner marcha atrás, ¿o no?
Lo que me parece relevante para este punto, es conocerse lo suficiente, como para poder detectar esta emergente tendencia masoquista (¿?) y detenerla. Aunque un gran amigo me diría que lo importante es aprender de esta situación, para que esta se deje de reiterar en nuestra vida. Yo opto por entender y delimitar el espacio del error, a un punto donde las consecuencias no sean nefastas para nuestro devenir en el mundo y finalmente ganemos algo más de control sobre nuestra propia vida.
Lo peor, es que mientras más consciente eres de lo que haces, las reminiscencias hacen que el cuerpo y la carne te recuerden tus errores, esa sensación viceral que pocos pueden describir. Algunos se repiten a sí mismos, no dejaré que esto me vuelva a ocurrir! y el marcador somático nos alerta cuando las piezas están listas para desencadenar el final de la partida. La opción del hábil jugador es impedir que el oponente te vuelva a dejar en jaque (me refiero a la vida), la del inexperto, es a raíz de su incapacidad de recordar y relacionar los hechos acontecidos, es darse cuenta en algún momento que esta a una jugada del mate y no tiene más opciones que aceptar su derrota. No hay que ser orgullosos, total, si Nietzsche y los mayas tenían razón, el eterno retorno de lo igual se producirá hasta que varíe el elemento central de la situación, para nuestro caso, nosotros mismos.