Sucede como una regularidad, que cada año, más o menos por esta fecha, caigo en cama por la influenza estacional. Casi siempre responde a la necesidad de mi cuerpo de realizar una disminución de las actividades cotidianas y con ello, recuperarse del training insano de trabajo que desarrollo. Y este año no ha sido la excepción. Y como todos los años, acostado en mi cama paso revista de los procesos en los que me encuentro.
Pero más allá de explayarme en la multiplicidad de elemento que colman mis planos atencionales, quiero proponer una solo imagen:
Santiago, Casa Montt (centro de eventos), matrimonio de un primo de mi novia; posterior a la comida correspondiente: Sonaba Azúcar Moreno, bailábamos con mi novia. Y en ese momento pensé en escribir en mi blog una reflexión muy simple con dos conclusiones:
1. Amo profundamente a mi actual pareja, lo cual me mantiene muy optimista con respecto al mundo y al futuro. Y más allá de cualquier palabra que se me ocurra, un sencillo gesto de agradecimiento creo que valdrá más que la tremenda batahola de cosas que se me ocurren en este momento.
2. Durante mi vida he hecho muchas cosas, en realidad bastantes, y aprendido de todo lo que mi curiosidad y mi GMA me han permitido, sin embargo, por primera vez en la que llevo de ser consciente, me planteo la necesidad imperiosa de simplemente: disfrutar la vida. Pero como no sé el cómo realizar mi cometido, esperaré las sugerencias de mis fabulosos amigos.
Así que se realiza un llamado a concurso para el cargo de analista en disfrutar la vida: que tendrá dentro de sus funciones, el explicarme que hay que hacer para vivir relajado y bien. Por mientras iniciaré mi campaña de aprendizaje auto dirigido.